Alejándose de la arena, no pudo evitar fruncir el ceño ante el resultado. Con la rapidez con la que se recuperó del veneno, dudaba que él cayera incluso si usara su propia sangre. Su resistencia era simplemente demasiado alta.
No solo eso, su poder físico estaba fuera de los gráficos.
—Para que pudiera moverse a velocidad normal mientras que el mundo se había ralentizado, y con tanta facilidad además... ¿Qué tan rápida sería su velocidad total? —se preguntó Alicia, pero la respuesta la eludió.
Sea lo que fuera, estaba claro que no era rival para él. Y en la mejor oportunidad que tuvo, él todavía era lo suficientemente rápido para recuperarse.
—A diferencia de otros, la Sangre del Abismo no me deja un impulso permanente. Mi fuerza base será siempre inferior a la de otros usuarios de Sigilos. La única vez que tendré un impulso permanente es cuando obtenga un Sigilo, en el momento en que sifone la fuerza de la bestia para mí misma —Alicia suspiró interiormente.
