Zephyra observó el signo de conjuro flotando en el aire ante ella, cuyos patrones complejos le dolían la cabeza.
«Esto no debería funcionar», pensó, pasando una mano por su cabello negro azabache. «Esto literalmente no puede funcionar. Y sin embargo...»
El diagrama mágico que Melisa hizo para ella era un lío total. Símbolos de Magia de Sangre entrelazados con diseños y curvas de la sanadora Magia de Vida de formas que deberían haber causado que todo explotase espectacularmente. En cambio, de alguna manera, ellos... ¿se complementaban?
«Es como si ella tomara todo lo que sabemos sobre la teoría mágica y simplemente... decidiera que era más una sugerencia que una regla».
—Lumi sanguine, vita crescere —murmuró Zephyra la invocación, aunque no canalizó ningún poder en ella. No podía, no sin hacer un sacrificio primero. Así es cómo funcionaba la Magia de Sangre —o cómo se suponía que debía funcionar, de todos modos.
Pero Melisa simplemente... lo hizo.