—El ceño de Zephyra se frunció mientras pasaba las páginas de otro polvoriento tomo. Su escritorio era un campo de batalla de libros abiertos, notas dispersas y tazas medio vacías de té frío.
«Esto no puede ser correcto», pensó con frustración creciente. «¿Cómo puede haber tan poca información sobre los nim?»
Había estado en esto durante horas, sumergiéndose profundamente en los registros históricos de Syux. Pero cada vez que pensaba que había encontrado una pista prometedora, se esfumaba. Y no era sutil; capítulos enteros faltantes. Páginas arrancadas.
Era como si alguien hubiera pasado y borrado sistemáticamente a los nim de la historia.
—Por los dioses —murmuró Zephyra, frotándose las sienes—. Esta situación se vuelve más y más rara.
Con la cabeza sacudida por la frustración, se dio por vencida, suspirando con derrota mientras volvía su atención al otro montón de libros, aquellos sobre la Magia de Sangre.