A pesar de la distancia de Vladimir, Sasha trató de ser paciente con él. Pensó que estaba teniendo un mal día, por eso estaba gruñón y frío con ella.
Puso su dulce sonrisa mientras hacía otro intento de ofrecerle su regalo.
—Ya compré esto para ti. Por favor, acepta esto —insistió Sasha, poniendo la caja rectangular en la mano de Vladimir.
Después de decir eso, también le entregó la bolsa de papel a Vladimir. —Gracias por dejarme tomar prestado este vestido. Te lo estoy devolviendo.
Vladimir estrechó los ojos hacia ella. Odiaba la forma en que Sasha le hablaba como si se conociesen. Él nunca le dio un vestido. ¿Por qué haría tal cosa?
—Basta ya, mujer. Ni siquiera te conozco. Supongo que me has confundido con alguien más. Nunca te di un vestido. No seas delirante —se burló Vladimir, sintiéndose molesto.
La apartó. Dejó la caja rectangular sobre la superficie del mostrador, devolviéndosela a Sasha.