—Terminé las cosas con Alicia. Y ahora... no tengo a dónde ir. ¿Puedo quedarme contigo, hermana? —preguntó Enzo a Atenea tímidamente, rascándose la cara.
Después de romper con Alicia, Enzo se dirigió directamente al ático de Atenea.
Atenea parpadeó divertida. —¿Esto es en serio?
Atenea jaloneó a su hermano, haciéndolo sentar en el sofá. Ella se acomodó a su lado y comenzó a interrogarlo.
—¿Qué dijo ella? ¿Te dejó ir fácilmente? Si lo hizo, entonces... no le importas realmente.
Enzo suspiró profundamente, desviando la mirada hacia sus dedos.
—Ella me dijo que me demostraría que sus sentimientos eran genuinos. Entonces, incluso me propuso casarnos. Dominique no es un enemigo y solo quería protegerme. Además, dijo... que había desarrollado sentimientos por mí después de pasar tanto tiempo conmigo.