Sasha y Dominique estaban desayunando juntos. Sasha no dejaba de lanzar miradas furtivas a Dominique, contemplando si debería preguntarle sobre la mujer que lo llamó al amanecer.
—¿Dom? —Sasha llamó su atención.
Dominique la miró. —¿Sí?
—¿Quién es la señorita Canción? —preguntó ella seriamente.
Él se sorprendió por un momento. «Señorita Canción? Ese es el nombre que registré en mi teléfono como el nombre de Atenea.»
—¿Por qué preguntas? —Dominique frunció el ceño.
—Te llamó esta mañana. Alrededor de la 1:30 am. —Sasha lo observó. Pero la expresión de Dominique era indescifrable.
—Es mi clienta —respondió simplemente.
«¿Eh? ¿Por qué me llamaría Atenea a esa hora? ¿Había algo de lo que quería hablar conmigo? Debería preguntarle más tarde.» Dominique tomó nota mentalmente.