[ En la Mansión Smith... ]
Cuando la primera luz del alba se coló por las amplias ventanas de la mansión, Sasha yacía en el sofá, envuelta en el calor de un cuerpo presionado contra el suyo, su espalda frente al hombre. Lentamente abrió los ojos, su mente nublada de satisfacción y alegría.
«Lo hice. Creo que la condición de Dominique fue curada. La droga surtió efecto», Sasha pensó para sí misma, celebrando en silencio.
Los vívidos recuerdos de la noche anterior se reproducían en su mente y el dolor en su cuerpo era un testimonio de la pasión intensa que habían compartido. Cada toque, cada susurro resonaba en sus pensamientos, afirmando su creencia de que el plan había funcionado a la perfección.
Con un suspiro de contento, Sasha se volteó, ansiosa por contemplar el rostro de Dominique. Pero para su sorpresa, no fueron las facciones familiares de Dominique las que la recibieron.
