—¡Cariño! —Dmitri llamó la atención de Lanny.
Lanny se volvió hacia él con el ceño fruncido en su hermoso rostro. —Es LANNY. ¡No Cariño! Cariño no es mi nombre. ¡Deja de llamarme así!
Dmitri solo soltó una risita al ver el fastidio en su bonito rostro. Le encantaba molestar a esta mujer.
—No te enfades. Ven conmigo. Te invitaré a cenar. ¡No tienes que cocinar esta noche! —Dmitri la invitó emocionado.
Lanny levantó la ceja, mirándolo con sospecha. —De verdad. Tal vez, ¿te has cansado de comer mi deliciosa receta? No te gusta mi cocina. Solo sé honesto.
Dmitri sonrió y se rascó la cara. —No quise decir eso. ¿Puedes dejar de tergiversar todo lo que digo? Solo quiero mostrar mi gratitud invitándote a cenar. Has sido una anfitriona increíble estos últimos días. Me siento como en casa gracias a ti. Te estás ocupando muy bien de mí.