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La sala de música se llenaba de risas mientras Aaron disfrutaba de su lección de guitarra con Dominique. Los dos se llevaban tan bien que a Athena le resultaba difícil mirar.
En lo más profundo de su corazón, albergaba resentimiento hacia Dominique por no reconocer a Aaron como su hijo. Incluso le había ordenado que abortara a su hijo.
Temerosa de que sus emociones negativas resurgieran frente a Dominique y Aaron, se excusó y se dirigió al balcón para respirar un poco de aire fresco y recomponerse. Pero lo que no sabía es que Dominique la seguía mientras dejaba a Aaron tocando la guitarra por sí mismo.
—Athena —se oyó la voz de Dominique desde atrás.
Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando Dominique apareció de repente. Quería estar sola pero él la siguió.
—¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está Aaron? —preguntó ella.