—¡Bésame! En mis labios…
El seductor comando de Lanny resonó en los oídos de Enzo. Su mirada cayó reflexivamente sobre sus labios rojos y besables.
En ese preciso momento, sintió el impulso de besarla. ¿Sería por la influencia del alcohol?
Si estuviera sobrio, ¿pensaría en besarla?
—Elige ahora, Enzo… ¿Tequila o yo? ¿Cuál prefieres? —Lanny continuaba burlándose de él.
Suponía que Enzo diría que no, así que preparó el tequila, vertiéndolo en el vaso. Lo levantó y agitó el vaso de tequila frente a él.
—¿Cuál de los dos, Enzo? ¿Estás listo para otros cinco tragos? —Lanny se levantó de su asiento y se trasladó junto a él.
—No te preocupes. Te llevaré a casa aunque te emborraches.
Otra risita suave escapó de los labios de Lanny. Entre los dos, Enzo era quien había bebido tantos tragos de castigo.
—Enzo parece ebrio. Deberíamos detener el juego después de este trago. Seguro que mañana tendrá dolor de cabeza por la resaca. —Lanny estaba preocupada por Enzo.