—No sabía si reír o no después de escuchar lo que Lanny había dicho.
—¿En serio? ¿Hiciste eso con Vlad? —preguntó Athena a Lanny incrédula.
—Sí —asintió Lanny con la cabeza una vez más—. Lo siento. Tengo que usarte para disciplinarlo y hacer que me obedezca —sonrió ampliamente mientras le hacía una señal de paz—. Se rascó la cara, luciendo culpable.
—Eres una mujer tonta —solo pudo mover la cabeza impotente Athena.
—¡Jaja! Solo estoy siendo astuta aquí —Lanny guiñó un ojo.
—Disfrutas molestando a tu hermano —Athena pellizcó las mejillas de Lanny.
—¡Eh, no lo defiendas! —Lanny se quejó—. Luego agarró los hombros de Athena, mirándola a los ojos—. Athena, sé sincera conmigo. ¿Tú también te gustas de Vladimir? ¿Qué dijiste después de que él se te declaró? —Lanny tenía curiosidad.
—Tu hermano es un chico increíble. No es difícil gustar de él o incluso enamorarse. Sin embargo... —Athena hizo una pausa por un momento.