Athena sonrió satisfecha al escuchar la respuesta de Dominique. Esta vez se sentó a su lado mientras su mano rodeaba su erección. Movió su palma, acariciando su pene desde la base hasta la punta. Repitió sus acciones, provocando un suave gemido de él.
¡Volvió al negocio! Continuó dándole placer con sus manos. Aunque no podía garantizar que finalmente cediera sus acciones, decidió no dejarlo con las expectativas hoy.
La primera razón es que este hombre la protegió de aquel pequeño accidente anterior. Resultó herido. Consideró esto como una simple recompensa para él.
Mientras que la segunda razón era que, no quería frustrarlo más dejándolo con las expectativas, o si no, Dominique podría reconsiderar su decisión de hacerla su mujer.
Ella tiró de su pene en un movimiento de arriba hacia abajo mientras se endurecía más en sus palmas. Su respiración se volvió más errática a medida que Athena incrementaba la velocidad.