—El atractivo ger de cabello plateado se deslizaba por el espacio como si fuera su escenario personal, cada uno de sus movimientos una coreografía elegante extraída de la esencia de la gracia y la elegancia —dijo ella—. Xu Feng parecía encarnar una presencia de otro mundo, su aura vibrante y misteriosa, llenando el invernadero con un aura que hacía juego con las extrañas flores.
—Incluso durante la crudeza del invierno, este misterioso ger había transformado de alguna manera el espacio en un refugio de verdor vibrante y vida, desafiando todas las explicaciones lógicas —continuó narrando—. A medida que la primavera desplegaba sus pétalos, pintando el mundo exterior con tonos exuberantes, el invernadero se destacaba, alardeando de una vitalidad aún más extraordinaria.