—La capacidad de seducir a los demás sería en realidad bastante conveniente —pensó Xu Feng—. Quizás podría tentar a otros para que le dieran cantidades ridículas de dinero... pero de nuevo, tendría que interactuar con más personas.
—De cualquier manera, en vez de obtener una habilidad de utilidad cuestionable, fue bendecido con una habilidad completamente inútil; el talento para mojarse y perder el sentido común por la excitación excesiva —continuó reflexionando con ironía.
—Todo siempre era 'especial' cuando se trataba de él.
—Para los animales, sin siquiera intentarlo, era un gran monstruo aterrador, y con esfuerzo, Xu Feng era un gran monstruo aterrador para los humanos —se lamentó con un suspiro.
Xu Feng se paró en la entrada al recinto de los caballos, aún expuesto al patio más allá, el sol de la tarde lanzaba un resplandor suave sobre el entorno, otorgando una sensación de armonía a la escena.