En el pabellón, delicadas linternas de papel adornaban el espacio, proyectando un resplandor suave y soñador a medida que se asentaba la noche. Su luz bailaba en los animales de papel que decoraban las columnas, añadiendo un toque de elegancia al entorno.
El interior era un tapiz de colores: tonos festivos de rojo y naranja complementados por los matices más oscuros del cielo crepuscular.
Xu Feng se sentaba en medio de esta escena encantadora, como una flor solitaria entre las flores, con los ojos aún llenos de asombro.
El suave resplandor de las linternas realzaba los contornos de su rostro, acentuando sus rasgos suaves y el tono rosa tenue de sus mejillas. Su expresión era una mezcla de asombro y emoción, iluminada por los colores de la noche.
A medida que el crepúsculo se profundizaba y la luz de las linternas se intensificaba, creaba una atmósfera etérea, lanzando un hechizo de serenidad sobre el pabellón y realzando la belleza natural de Xu Feng en su resplandor sutil.