—¿Qué haces aquí? —exclamó ella, su voz llena de sorpresa e incredulidad—. ¿Se suponía que este fuese el peor día de su vida después de haber visto días buenos durante tanto tiempo?
Víctor se quedó en la entrada, sus ojos fijos en Natalie. Ignorando la presencia de los demás en la habitación, caminó directamente hacia ella.
—¿Dónde has estado? No he podido contactarte, y nadie parecía saber dónde estabas. ¿Tienes idea de lo preocupado que he estado? —dijo él, su voz llena de preocupación.
Antes de que Natalie pudiera responder, un brazo fuerte la envolvió firmemente alrededor de los hombros, atrayéndola contra un pecho amplio y sólido.
Los ojos de Víctor se desplazaron hacia el hombre que ahora sostenía a Natalie—Justin. La mirada fría y amenazadora que Justin le dio dejó claro que apenas se estaba conteniendo.