Iván era implacable con sus acciones mientras rasgaba la ropa de Briena y la llevaba a la cama, él mismo estaba sin camisa. La empujó sobre la cama, haciendo que ella cayera sobre el suave colchón debajo y se cernió sobre ella, impacientemente claro en sus acciones. Sus manos la sujetaron sobre el colchón, su alta figura presionando sobre su forma desnuda y delicada.
Estaba a punto de besarla otra vez pero Briena habló. —I-Iván... espera...
Jadeando pesadamente él la miró. —No creo que pueda más —dijo con voz ronca y necesitada.
Su voz hizo que su corazón se acelerara, pero ella habló de todos modos, —No he hecho esto antes. Tengo miedo.
—Lo sé —dijo él mientras tiraba de sus delicados labios con los dientes, los labios que había estado anhelando desde aquella noche cuando ella le dio un beso en la mejilla—. Seré cuidadoso —aseguró y la besó otra vez.