En uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, Briena se encontraba frente a un espejo imponente en su suite privada, vistiéndose para su gran día.
—Te ves absolutamente deslumbrante, Briena —elogió Lilly, su tono lleno de admiración—. Estoy segura de que Ivan no podrá apartar sus ojos de ti nunca más.
Briena sonrió a su reflejo, su confianza inquebrantable. Siempre había estado orgullosa de su belleza y hoy no era la excepción.
Vestía un elegante traje de sirena hasta el suelo de color marfil con escote bardot. La tela se ajustaba perfectamente a su silueta, acentuando sus curvas gráciles antes de caer suavemente al suelo. Su cabello estaba recogido en un moño suelto y elegante, dejando al descubierto su esbelto cuello y hombros desnudos, realzando aún más su atractivo. Un maquillaje perfectamente aplicado y joyería delicada y costosa completaban su look.