La mañana siguiente Natalie despertó y estaba sola en la cama. Se dio cuenta de que había dormido bastante tiempo.
—Ese hombre parecía tener magia o algo para hacerme dormir así. Dormir a su lado es... espera… abuela… —saltó de la cama y de la habitación, solo para escuchar a Julia hablando con Justin.
—...después de tanto tiempo tengo la suerte de comer el desayuno que preparaste.
Natalie se quedó ahí parada, en shock. Suponía que debía haberse levantado temprano y regresar a su cuarto a escondidas, pero continuó durmiendo en la habitación de invitados. Ahora, Julia debía saber que había dormido con Justin. Se sentía completamente culpable y avergonzada, y deseaba poder enterrarse en algún lugar.
Justin, que estaba preparando la mesa del desayuno, la notó parada en la entrada. —Buenos días, Natalie.