—Tu tío revisó sus registros —interrumpió Clara, su tono despectivo—. No es nadie. Su identificación no muestra nada en absoluto, y lo único para lo que la ha utilizado es para casarse con esa perra. Solo es un gigoló bien parecido del que se antojó y decidió casarse. No es de extrañar que haya estado ocultando su matrimonio de todos nosotros.
Rhe pensar en Natalie casándose con un hombre pobre le trajo un sentido de alivio, pero al mismo tiempo, Briena no podía negar el atractivo magnético que este hombre había irradiado. Su sola apariencia parecía superar cualquier deficiencia que su estado financiero pudiera tener.
Todavía podía sentir su corazón latiendo más rápido al verlo y no podía evitar pensar, «Honestamente... No me importaría quedarme con un hombre como él para mí, incluso si es pobre.»
Ella observó al hombre sostener la mano de Natalie y la guió a sentarse en la silla. Tan caballeroso.
—¿Necesitas algo? —le preguntó él.
Natalie negó con la cabeza: