—Faye, ¿cómo te sientes, mariposa? —preguntó con un borde de preocupación en la voz el Duque.
Ella extendió su mano y él la tomó. A él le pareció muy pequeña y frágil. Notó que llevaba el anillo de rubí que recientemente le había regalado.
Le complacía que ella llevara con gran orgullo todo lo que él le daba.
Notó que sus manos se sentían como hielo. Sterling frotó su mano entre las suyas para calentarla. Se quitó su capa forrada de piel para cubrirla. Ella tiritaba tanto que la cama temblaba sobre sus patas.
Fraile Tillis terminó la bebida de hierbas, pasándosela al Duque. Escucharon la voz de Faye protestar:
—¡QUITEN ESO...URK!
Se sentó, a punto de vomitar de nuevo, cuando Sterling le devolvió el vaso al viejo Fraile, exigiendo que lo retirara.
—Sáquenlo de aquí —instruyó él con firmeza.
El Fraile pasó el vaso a uno de sus acólitos, y el joven obedeció saliendo de la habitación con la mezcla.