El vapor que ondulaba desde el baño cálido envolvía a Hildie, acariciando los brazos desnudos de su piel con un toque suave. Su presencia reconfortante susurraba promesas de alivio, tentándola a rendirse a su abrazo.
El suave murmullo del agua cayendo de las teteras llenaba la habitación. El aroma calmante de cítricos y aceite de pachulí impregnaba el vapor, abrazando sus sentidos con su esencia calmante.
Mientras se levantaba del suelo, la tensión en su cuerpo regresaba lentamente, dejándola angustiada. Tenía que ir a buscar al joven barón para su baño.
Con cada momento que pasaba, su mente se aclaraba y la decisión que había tomado después del funeral se fortalecía: se despediría de Wintershold, dejándolo atrás para siempre.
—Ring, ring… Ring, ring…
El llamado de los sirvientes desde la vieja habitación de Faye sonó. Estaba segura de que Aaron se estaba impacientando.
Mientras caminaba cautelosamente hacia la temida habitación, reflexionaba sobre su futuro.