Sterling quedó atónito y en silencio al escuchar las palabras de Faye. Pasó su gran mano por su rostro. El mundo a su alrededor se desmoronó como ladrillos mientras su corazón se hundía. La mismísima cosa que más temía había regresado para desatar su maldición sobre Everton una vez más.
Se bajó de su caballo y se arrodilló al lado de Faye. Ahora que ella se había expuesto al caballero enfermo, el miedo por ella crecía en su interior. Sterling escuchó el jadeo en el pecho de Sir Proud, y sabía que eso significaba que no pasaría mucho tiempo antes de que él partiera al siguiente mundo.
El Duque colocó su mano gentilmente sobre su hombro —Faye, debemos dejarlo. Está demasiado lejos. No será mucho hasta que el Barquero venga a reclamar su Caronte.
Todos los demás caballeros desmontaron sus caballos al escuchar lo que su comandante había dicho. Cada uno inclinó su cabeza en silenciosa oración por su hermano caído en armas.