—El Papa reaccionó con gran alegría, diciendo:
—Bien, si ese es el caso, entonces es razón de más para que el templo esté aquí. Si realmente es una Santa, la ayudaremos a desarrollar sus poderes. No obstante, sería mejor si pudiera regresar al templo con nosotros.
—¡De ninguna manera! Faye es mi esposa, ¡y se queda justo aquí! —Sterling gruñó con firmeza, mirando furiosamente al Papa.
—Tsk —chasqueó la lengua—. Me duele tener que hacer esto. Sin embargo, me has dejado con pocas opciones.
—¡Rutger! —El Papa chasqueó los dedos.
Un enorme caballero se adelantó, imponente sobre todos en la habitación. Era el mismo caballero que Faye había visto a Sterling despreciar anteriormente.
—Retira a la Duquesa y llévala a mis aposentos —exigió.
El caballero avanzó, su mano en la espada. Estaba a punto de desenvainar su arma. Su intención era remover a Faye por la fuerza de su asiento legítimo.
—SCHWING...!\n—SWISH...!\n—FWOOSH...!