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—Si todavía no me creen, siéntanse libres de llamar a su amigo. Si recuerdo bien, el profesor Lee siempre ha estado cerca de ustedes —dijo Eric, poniendo un acento especial en la palabra 'amigo—. Le pedí específicamente que guardara este secreto —Eric se recostó, con una sonrisa burlona en su rostro—. Oh, y ¿el doctor que les habló sobre mi tipo de sangre durante mi accidente automovilístico? Falleció en ese mismo accidente.
—¡Imposible! —murmuró James.
—¡James! —La voz de Eric era afilada y mordaz—. ¿Confiaste en las palabras de algún médico al azar y decidiste que no era tu hijo? ¿No te da vergüenza? ¡Has dejado que una mujer te manipule todos estos años, y ni siquiera te das cuenta! —El aura de Eric irradiaba poder mientras daba varios pasos hacia James, su presencia abrumadora.
