Ella apartó la cara, sin ganas de discutir con él.
Eric la atrajo hacia sus brazos. —¿Qué planeas hacer respecto a Kevin?
Ella dudó, suspirando suavemente. —No soy una santa. De verdad no quiero lidiar con él. Parte de mí quiere que se quede en prisión por el resto de su vida. Pero hay un dicho: los rencores de una generación no deberían afectar a la siguiente. El corazón de Kevin es retorcido, y será difícil reformarlo. Si se comporta, no querría complicarle las cosas. Y luego está la Abuela Davis... es una mujer digna de lástima. Incluso después de que Roberto hizo su fortuna, no se mudó a la ciudad para disfrutar de la vida... Ella ha sido bastante amable con la gente.
—Entonces, ¿no quieres romperle el corazón a la Abuela Davis? —preguntó Eric.
Ella asintió, compartiendo sus sentimientos encontrados con él.
Eric besó su frente. —Lo que decidas, te apoyaré.
Ella estaba confundida e insegura de qué hacer por un momento.