Pero lo que realmente quería ahora era sumergirse en sus recuerdos.
—Imagina cómo luce tu madre en este momento. Te está mirando con ojos tiernos, diciéndote... que tomes un pequeño descanso —la voz del hombre tenía un poder especial, destacando en medio del caos circundante.
Ella estaba allí sentada, aturdida.
—Ves a tu madre y te sientes feliz. Caminas con ella, caminando... ambos suben al segundo piso, de la mano, sintiéndose bien, y el paisaje a tu alrededor es hermoso... —la voz se volvía más y más etérea, con una magia inexplicable que hizo que Ella se levantase lentamente y empezara a subir las escaleras.
Al ver esto, los ojos de Rachel brillaban de emoción. Ella y Connor se levantaron y siguieron a Ella por detrás.
Las personas a su alrededor eran borrosas, absortas en conversaciones animadas, y apenas alguien se percató. Incluso si lo hacían, simplemente asumían que los invitados estaban dando un paseo casual.
