—Sin más reservas, Amalia procedió —comenzó el narrador—. Los artefactos tipo escudo eran en realidad más fáciles de reparar en comparación con los artefactos ofensivos, debido a su estructura interna relativamente más simple. Si el joven hubiera traído un artefacto ofensivo, Amalia no estaría segura de poder restaurarlo completamente.
Una hora más tarde, Amalia le entregó el artefacto reparado.
El joven comparó el ítem reparado con una fotografía, encontrándolo indistinguible. Luego inspeccionó la funcionalidad del artefacto usando su poder espiritual, descubriendo que su poder no había disminuido significativamente.
—Eres bastante hábil. Lo que Rafael mencionó resulta ser cierto —dijo él, mirando a Amalia con una nueva seriedad.
—Será un millón —respondió ella al escuchar el nombre familiar, manteniendo su expresión imperturbable.