—El rostro de Adrian Rodríguez estaba lleno de confianza sin miedo —dijo—. «Los muertos no pueden hablar. ¿Realmente crees que los perdonaría? Hoy, ninguno de los tres puede salir de aquí, a menos que... entregues el Komodo Escama Lumina y yo pueda dejar ir a esos dos.»
—¿De qué estás hablando? No entiendo nada. ¿Cómo podría yo, una persona común, obtener algo como el Komodo Escama Lumina? ¿Estás bromeando? —preguntó Amalia con una expresión desconcertada.
—Delante de mí, ¿aún necesitas fingir? Ya me lo mostraste antes. Oh espera, ya veo.
—Adrian Rodríguez de repente se dio cuenta y miró a Fabio Zelaya y Gustavo Herrera a su lado —dijo—. «No le dijiste al General Silva porque planeabas quedarte con el Komodo Escama Lumina para ti misma. Es por eso que no informaste al General Silva, dejando a todos los demás en la oscuridad.»