—A menos que le pagues una tarifa de silencio, el precio varía. Él es bastante despreciable en sus métodos, así que los comerciantes deben ser cautelosos. Armó un gran escándalo sobre ti ayer, y probablemente tenga intenciones significativas. Podría venir a buscarte pronto.
Justo cuando hablaban del diablo, llegó Héctor.
Amalia vio otro mensaje privado en su bandeja de entrada, esta vez de un remitente llamado Héctor, el mismo ID que el usuario que inició el hilo criticándola.
—¿Es esta la persona de la que hablabas? —preguntó.
Le mostró a Carlos el ID del mensaje privado.
Carlos no esperaba que esto sucediera tan rápido; casi se le salen los ojos. —Es él —dijo—. Sin embargo, no entendía por qué Héctor parecía tan urgente.
Se preguntaba qué contenía el mensaje privado.
Amalia echó un vistazo al contenido del mensaje, que era casi idéntico a lo que Carlos había descrito.
Esta persona no pedía explícitamente una tarifa de silencio, pero tenía puesto el ojo en los artefactos de Amalia, pidiéndole que los vendiera por un bajo precio de quinientos mil.
De lo contrario, amenazaba con hacer publicaciones despectivas sobre la tienda, asegurando que la tienda de Amalia nunca tendría clientes.
Si no fuera por su falta de dinero en ese momento, sus heridas se quedaron sin tratar debido a la falta de fondos, y solo podía permitirse la mitad del proceso de recuperación, con la otra mitad progresando lentamente, no se habría apresurado a poner sus artefactos a la venta.
—Sé que estás ahí. Es solo una decisión simple si vender por quinientos mil o no. Pero no me culpes por no haberte advertido de antemano. La reputación de tu tienda en Red Espiritual Net ya se ha vuelto negativa. Podría extenderse más allá de Red Espiritual Net también. No es difícil para un Artífice real descubrirlo. Generalmente soy razonable, pero si me provocas, no puedo garantizar nada.
Héctor esperó un rato sin recibir una respuesta de Amalia.
Decidió enviar otro mensaje privado, sintiendo que había mostrado considerable paciencia.
Después de que Amalia terminara de ocuparse de asuntos y regresara, vio el nuevo mensaje privado. Respondió de manera compuesta con solo una palabra.
—Fuera.
Héctor escuchó el sonido de la notificación y abrió con ansias el mensaje privado, pero su expresión cambió de rigidez a un gesto de enfado.
Barrió con enojo los objetos de una superficie, murmurando, —No quieres dar la cara, ¿eh? Solo espera. ¡Si tu tienda logra tener éxito, que escriban mi nombre al revés!
Héctor finalizó su mensaje y cerró Red Espiritual Net. Apretando los dientes, comenzó a contemplar cómo arruinar la tienda de Amalia.
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