Como Bai Xifeng esperaba, un grupo de personas vino a su patio. Tuvo suerte de haber terminado de comer. De lo contrario, lo que había comprado antes se habría desperdiciado.
Han Yunru entró directamente al patio de Bai Xifeng con sus pocas sirvientas y también Bai Shaoqing. Él parecía muy complacido de estar al lado de su madre.
Bai Xifeng miró hacia allá. Estaba un poco decepcionada porque la vieja bruja no estaba allí también.
—Bai Xifeng, ¿cómo te atreves a decir algo grosero a mi hijo? —Han Yunru miró fijamente a Bai Xifeng.
—Segunda Dama Bai, no puedes culparme así. Tu hijo fue quien fue grosero conmigo. ¿Cómo puede un hombre entrar al patio de una señorita joven y querer acosar a la señorita joven y a su sirvienta? —Bai Xifeng se apoyó la cabeza con la mano.
—¿Qué? —dijo Han Yunru.
—No sabía que la Segunda Dama Bai tiene problemas de audición. ¿Necesito repetir lo que dije? —afirmó Bai Xifeng.
La cara de Han Yunru se volvió roja. Esta pequeña perra se atrevió a humillarla así delante de los sirvientes. Necesitaba aprender algunas lecciones.
—Vosotras dos, id y abofeteadla por mí. —dijo Han Yunru.
Bai Shaoqing mostró nuevamente una expresión de autosuficiencia. 'Te atreves a hacerme eso. Mi madre te castigará.'
La sirvienta se acercó a Bai Xifeng. Una quería sujetarle las manos y la otra quería abofetear su rostro. Sin embargo, no lograron poner sus manos sobre Bai Xifeng, ya habían sido pateadas por Bai Xifeng.
Se cayeron cerca de las piernas de Han Yunru. Han Yunru apretó los dientes.
—¡Tú! —Han Yunru señaló a Bai Xifeng con el dedo.
Bai Xifeng miró el dedo. No le gustaba que la gente le señalara con el dedo.
—Lo voy a informar a tu abuela. —dijo Han Yunru.
—Seguro... Seguro... Puedes ir e informar a la vieja bruja. No me importa en lo más mínimo. —Bai Xifeng movió la mano.
Echó un vistazo a Bai Shaoqing. Una mirada de Bai Xifeng hizo que Bai Shaoqing se estremeciera. Se escondió detrás de su madre para ocultarse.
—Bai Shaoqing, si puedes venir aquí y traer a los sirvientes para acosarme a mí y a Xiao Li, me aseguraré de que pierdas tu pequeño pito junto con tus sirvientes. Recuerda mis palabras. —Bai Xifeng le advirtió a Bai Shaoqing.
Bai Shaoqing tembló aún más al oír eso. Bai Xifeng que él conocía no hablaría así con él. Esto no era Bai Xifeng en absoluto.
Los sirvientes de Bai Shaoqing también temblaron cuando oyeron que ella les cortaría los pitos. No podían permitir que eso sucediera.
—¡Te atreves! —gritó Han Yunru.
—Bueno, depende de Bai Shaoqing. —Bai Xifeng sonrió.
Entonces, una sirvienta corrió hacia el patio.
—Segunda Dama Bai, es una noticia urgente. Un eunuco del palacio ha venido. Estaba esperando para entregar el decreto real. La Anciana Dama pidió que la Segunda Dama Bai fuera allí lo antes posible. —informó la sirvienta a Han Yunru.
—¿Qué? —Han Yunru estaba impactada.
Bai Xifeng no mostró ninguna expresión. No tenía nada que ver con ella. Se relajó.
—La Anciana Dama también pidió que la Tercera Señorita Joven fuera a la sala principal también —dijo la sirvienta mientras miraba a Bai Xifeng.
—¿Hum? —Bai Xifeng levantó la ceja—. ¿Yo también?
—¿Por qué necesita estar allí? —preguntó Han Yunru.
—No tengo idea, Segunda Dama Bai. Solo sigo las órdenes de la Anciana Dama Bai —dijo la sirvienta.
Bai Xifeng estaba algo interesada en saber por qué también necesitaba estar allí. Se levantó.
—Ya que la Vieja Bruja me llama, sería malo para ella delante del eunuco del palacio si no voy allí —dijo Bai Xifeng—. Guía el camino a la sala.
La sirvienta se quedó atónita por un momento y de inmediato salió de su asombro. Necesitaban ir a la sala principal.
Han Yunru también caminó hacia la sala principal. Bai Shaoqing siguió detrás de su madre.
En la sala principal, la Anciana Dama Bai, Bai Chunhua y Bai Huiling ya estaban dentro. Xiao Shuchun, la esposa de Bai Zihao junto con sus hijos, Bai Yongnian y Bai Huizhong también estaban allí.
Bai Xifeng entró a la sala principal seguida por Han Yunru y Bai Shaoqing.
El eunuco miró a su alrededor y preguntó a la Anciana Dama Bai —¿Está toda su familia aquí? ¿Dónde está Bai Xifeng? ¿Por qué aún no ha llegado?
—Para responder a Eunuco Ming, esa muchacha es Bai Xifeng —señaló la Anciana Dama Bai.
Eunuco Ming se sorprendió al ver a Bai Xifeng. Nunca pensó que Bai Xifeng fuera esta belleza. Tosió varias veces. Bueno, aunque sentía pena por Bai Xifeng, necesitaba cumplir con su deber.
Se levantó. Mientras sostenía el pergamino. Era un decreto real.
La gente alrededor comenzó a arrodillarse. Bueno, excepto por Bai Xifeng. Ella no tenía ninguna intención de arrodillarse ante nadie ni nada. Eso incluía un pedazo de papel.
La Anciana Dama Bai se enfadó al ver que Bai Xifeng todavía estaba de pie.
—Bai Xifeng, arrodíllate en este instante —ordenó la Anciana Dama Bai.
Eunuco Ming también frunció el ceño. Esta chica no mostraba ningún respeto en absoluto.
—Anciana Dama, ¿está olvidando algo? —preguntó Bai Xifeng.
—Sea lo que sea, puedes decírmelo más tarde. Ahora mismo, necesitas arrodillarte —dijo la Anciana Dama Bai.
—He recibido el decreto hace mucho tiempo de que no necesito arrodillarme frente al emperador ni a ningún miembro de la familia real. Así que, no necesito arrodillarme —dijo Bai Xifeng.
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