—Te estoy hablando ahora mismo —de hecho, era el huevo quien había estado hablando. El huevo parecía moverse cuando hablaba.
—¿Qué diablos? —Bai Xifeng no podía creerlo.
—Mmm... eres buena. Te elijo a ti —el huevo de pronto habló.
—¿Eh? ¿De qué hablas? —Bai Xifeng alzó una ceja.
—Te elijo para que seas mi sirviente —el huevo afirmó.
—¿Qué? ¿Tu sirviente? —Bai Xifeng estaba atónita.
—Sí. A partir de ahora, me cuidarás hasta que eclosione —el huevo dijo orgulloso.
—No... Gracias —Bai Xifeng movió la mano y se giró para caminar.
—¡Qué! ¿Por qué te vas? —el huevo rodó para seguir a Bai Xifeng.
—¿Por qué? Porque, obviamente, no quiero ser tu sirviente —Bai Xifeng declaró.
—¿Eh? Pero sería un honor para ti cuidarme —el huevo dijo.
—¿Huh? ¿Honor? —Bai Xifeng rodó los ojos.
—Sí —dijo el huevo.
