—Jin Qingzhao, ¿por qué te enojas con Jiaojiao? No es como si ella dijera algo así sobre ti —defendió Yang Zian a Mo Jiao.
—Bai Xifeng miró a Jin Qingzhao mientras estrechaba su sonrisa. Esta chica es buena.
—Ya basta de eso —Qiao Rong puso fin a eso. Miró a Bai Xifeng—. Señor Bai, iremos allá y prepararemos nuestra área para dormir. No te molestaremos más.
—Hmmm... —Bai Xifeng asintió.
Entonces, pudieron escuchar el sonido de un estómago hambriento. Todos miraban a Yang Zian. Él sonreía mientras se rascaba la parte trasera de la cabeza.
—Lo siento. Ese olor me da hambre —dijo Yian Zian.
—Cocino mucho... Puedes unirte a mí para cenar —dijo Bai Xifeng.
—¿Estás segura de eso? —preguntó Qiao Rong.
—Por supuesto —dijo Bai Xifeng.
—Gracias, Señor Bai —Yang Zian no se sintió avergonzado en absoluto y se sentó frente a la carne asada que Bai Xifeng había cocinado.