Después de pasar tiempo con su hija, Bai Xiang logró comprender la personalidad de su hija. Ella era codiciosa pero conocía su límite.
—Puedes preguntarle más tarde —Bai Xiang se rió entre dientes—. Por ahora, vamos a ver al hombre que espera a tu hermana.
Bai Xiang y Bai Tingfeng entraron en la sala y vieron al hombre. Bai Xiang pudo ver que este hombre era mayor que Bai Tingfeng.
Fu Peizhi escuchó un ruido. Levantó la vista y vio a la persona a quien admiraba entrar en la sala. Inmediatamente se puso de pie y saludó a Bai Xiang y a Bai Tingfeng.
—General Bai, General Junior Bai —Fu Peizhi saludó a Bai Xiang y a Bai Tingfeng.
—¿Quién eres? —preguntó Bai Xiang.
—Mi nombre es Fu Peizhi —Fu Peizhi se presentó.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —Fue el turno de Bai Tingfeng de preguntar.
—La Señorita Bai me ha dicho que me contrata como guardaespaldas —Fu Peizhi declaró.