Bai Xifeng tarareaba. Estaba de buen humor después de conseguir toda la dote.
—Nuestra Xixi parece estar feliz —dijo Bai Tingfeng.
—Por supuesto, estoy feliz después de ver a esa gente así. Siempre presumían sobre el dinero. Después de esto, no podrán hacerlo —sonrió con picardía Bai Xifeng.
—Hmm... Eso es genial. Por cierto, te dejaré manejar el dinero a partir de ahora —dijo Bai Xiang.
—¿Qué? ¿Yo? —Bai Xifeng señaló hacia sí misma.
—Hmmm... —asintió Bai Xiang.
—¿No tienes miedo de que lo gaste todo? —expresó su duda Bai Xifeng.
—Está bien si lo gastas —dijo Bai Xiang.
—Sí. Podemos ganar dinero de nuevo. Lo importante es que tú estés feliz —asintió Bai Tingfeng.
—Pediré a alguien que revise los libros de cuentas de las tiendas. Probablemente necesitemos echar un vistazo a las tiendas más tarde —dijo Bai Xiang.
—Padre, ya que tenemos tiempo ahora, ¿por qué no vamos a buscar la casa? —sugirió Bai Xifeng.
—¿Eh? ¿Casa? ¿Qué casa? —preguntó Bai Tingfeng.