—Entonces, ¿recibiste alguna indemnización por despido? —preguntó Bai Xifeng.
—Sí, me dieron el salario de tres meses —dijo Bai Chao.
Bai Xifeng asintió. Si ese era el caso, entonces, estaba bien. Al menos, su jefe tuvo la conciencia de pagarle a Bai Chao la indemnización por despido.
—Bueno, en ese caso, vamos —dijo Bai Xiang.
—¿A dónde vamos? —preguntó Bai Chao.
—A cobrar la deuda —dijo feliz Bai Xifeng.
—¿Eh? —Bai Chao no entendía.
—Pronto lo sabrás —Bai Xiang le dio una palmada en el hombro a Bai Chao.
Estaban a punto de subir al carruaje. Entonces, escucharon un grito.
—Padre, Xixi, ¿a dónde vais sin mí? —Bai Tingfeng corría hacia ellos.
Finalmente llegó al carruaje.
—¿A dónde vais? —preguntó Bai Tingfeng.
—Vamos a cobrar la deuda —dijo de nuevo Bai Xifeng.
Bai Tingfeng entendió eso.
—Entonces, ¿por qué no me lo pides también a mí? Yo también quiero ir —dijo Bai Tingfeng.
—Al Gran Hermano también le gusta ver el drama. No sabía eso —dijo Bai Xifeng.