El tendero salió de sus pensamientos.
—Lo siento. Sí, tengo la mesa. Permítame mostrarle —el tendero asintió.
Después llamó a un camarero para mostrarle a Bai Xifeng y a los demás una mesa. El camarero los sentó en la mesa que habían solicitado.
—Traiga los famosos platillos de pato pekinés y unos cuantos platillos que recomiende. Y también buen vino —Bai Xifeng hizo algunos pedidos.
El camarero recomendó algunos platillos a Bai Xifeng. Bai Xifeng asintió. Le dio algunas propinas al camarero. El camarero sonrió al ver que Bai Xifeng le daba algo de dinero. Le agradeció a Bai Xifeng y se fue a la cocina.
—Maestro, ¿cuántos días nos quedaremos aquí? —preguntó Yu Nianzu.
—Hmm... Probablemente de 2 a 3 días al menos. Necesitamos descansar completamente antes de volver al camino —Bai Xifeng dijo.
Ella no planeaba quedarse mucho tiempo en un lugar. Le gustaba viajar a otros lugares para probar sus platos típicos.
—Pueden ir a cualquier lugar si lo desean —añadió Bai Xifeng.