—¿Vas a preguntarle a Yu Dong o no? Si nuestro Cheng Cheng se convierte en un erudito, tal vez una princesa se fije en él y entonces podremos despedirnos de este asqueroso pueblo y vivir una vida afortunada en la capital. ¿Por qué no puedes pensar las cosas bien? ¿No quieres que Cheng Cheng se convierta en un gran erudito? —preguntó la Abuela Yu.