Después de hacer ejercicio, lo siguiente era el desayuno, pero antes de tomar su desayuno, los tres tenían que beber el medicamento que Wu Junfen les había preparado; el único inconveniente era que el medicamento, sin importar cómo se preparara, oliera realmente mal y lo que era aún peor, cambiaba todos los días y cada día se hacía más y más fuerte.
Chen Mi miró con expresión abatida el tazón frente a él antes de voltear a mirar a Yu Dong, quien sonreía con expresión de 'vamos, bébelo' y colocó las palmas sobre la parte superior de la mesa antes de preguntar en serio —¿De qué animal es esta mierda?
No estaba exagerando en absoluto; con solo mirar el tazón se podía ver el líquido negro que olía peor que huevos podridos y que llenaba el tazón hasta el borde. Habían pasado cuatro días y Chen Mi ya tenía pesadillas siendo perseguido por monstruos que olían como este medicamento frente a él.