—En este momento, Xiang Bei estaba increíblemente furiosa, tanto que su complexión se estaba volviendo morada —Debería haber prestado la debida atención a Xiao Hua. Ahora que ha traído a un tipo tan problemático. Solo podía hacer lo mejor posible para enseñarles a ambos una buena lección para que no pensaran que era fácil de tratar.
—¿No quería Yu Dong comprar estos treinta tritones? —Entonces ella se los dejará tener, pero por supuesto a un precio razonable.
—Miró a Yu Dong escondiendo su resentimiento hirviendo y sonrió educadamente como si no fuera ella quien estuviera maldiciendo a Yu Dong en su cabeza —¡Ah! Yu Dong, es así, estos treinta tritones no están a la venta. Después de todo, son las estrellas de mi taberna, muchas ricas damas vienen a disfrutar de su espectáculo, si yo les vendiera estos treinta tritones a ti, ¿no sería yo la que sufriría la mayor pérdida aquí? No es que no quiera venderlos pero también tienes que entender mi situación.