Los labios de Yu Dong se curvaron hacia arriba, como era de esperar este mocoso se precipitaba sin siquiera escuchar lo que la otra persona tenía que decir.
Le dio un toquecito en la frente a Yu Mai y le regañó ligeramente. —Eres un tonto. No escuchaste lo que la Hermana Ruru tenía que decir y viniste corriendo aquí. ¿Has olvidado? Hace pocos días te pedí que durmieras conmigo porque te asustó la historia de terror que te contó la Hermana Ruru. ¿Recuerdas lo que dijiste en aquel entonces?
Yu Mai frunció el ceño, su memoria no era buena y aunque Yu Dong estaba lentamente sanando el daño que había sufrido debido a su fiebre alta. Pasaría algún tiempo antes de que estuviera completamente curado.
A pesar de que el incidente del que Yu Dong hablaba había ocurrido hace unos días; él no podía recordarlo. —¿Qué? ¿Qué dije?