—Muy, muy lentamente, Shen Li hizo lo que ella le pidió. Entonces Yu Dong jadeó, aspirando bruscamente al ver su miembro palpitar y lo hinchado y rosa que estaba su brillante orificio. Se sintió un poco atraída por esta vista única que nunca había visto antes. Yu Dong se acomodó entre sus muslos y pasó su lengua por sus húmedos pliegues haciendo que Shen Li gritara sorprendido —No, ese lugar... Ese lugar, una esposa no debería tocar ese lugar, no es bueno —es... Es sucio, ¡no...hah..hah, no lamas ahí!