—Bunbun, ¡no golpees a mamá! No la bofetees no importa cuán enojado y quisquilloso estés —dijo Si Yu Dong. Y, de no estar aquí, Chen Mi habría dado una pequeña palmada en el trasero de su hijo para enseñarle una lección, pero con la política de Yu Dong de no golpear al niño, no podría hacer más que regañar a su hijo.
—Y por supuesto, ese pequeño diablo hizo pucheros —continuó narrando Si Yu Dong—. Hizo pucheros como si fuera el agraviado.
—Y como era de esperar, Yu Dong, su esposa que no tenía resistencia contra ese diablillo, se derritió de inmediato. Le sonrió y le habló suavemente a Pequeño bollo mientras lo reprendía ligeramente: "Mi, está bien. Bunbun todavía es muy pequeño, no importa, cuando crezca puedes enseñarle entonces".