Zhou Tingyang regañó a Xiao Qinke y la echó. No importaba cuánto intentara Madre Zhou persuadirlo, él estaba decidido a no salir a buscarla. Tampoco le permitió a Madre Zhou salir. Dijo:
—Que reflexione sobre sí misma por una noche. Sabrá que mañana volverá.
Madre Zhou lo miró atónita. Estaba tan enojada que casi se rió. Dijo:
—Todos los bienes de nuestra familia Zhou están con ella. ¿No te preocupa que deambule sola afuera? Además, si ella regresa a Ciudad A en un arranque de ira y se queja a sus padres, ¿has pensado en las consecuencias?
Zhou Tingyang se levantó rápidamente del sofá. Aunque fue humillado por el pagaré de Xiao Qinke, no tuvo más remedio que salir en medio de la noche a buscarla.
