—¿Por qué no dejas que Weiyin se encargue del desorden? Quizás la madre y la hija tengan una solución —Linda vio la cara demacrada de la anciana y le aconsejó.
—¿Con sus habilidades? ¿Cómo van a manejar tal crisis? —sin embargo, la anciana montó en cólera y le gritó a Linda.
—Zhenzhen ha trabajado duro para acercarse a Taixi. No es completamente inútil, ¿verdad? Presidente, tiene que cuidarse .
—¿Y qué si logró acercarse a ellos? ¿No es cierto que al final igual no logró firmar el contrato? Linda, ¿estás pensando en otras cosas sobre esto? —la anciana comenzó a mirar a Linda con sospecha.
—Presidente, solo me preocupa su salud —Linda rápidamente movió la mano y dijo—. Mire, tiene los ojos rojos.
—¡Qué decepción! ¡Todos ustedes son una decepción! —la anciana bajó la guardia y regañó enojada.