La anciana estaba ansiosa y su ansiedad no disminuyó tras ser admitida en el hospital. Observaba el mercado de valores, la opinión pública y los movimientos del Grupo Lin. También le preocupaba la responsabilidad de los accionistas. Al mismo tiempo, vio el video de la entrevista de Xu Qingru y comprendió la importancia de la cooperación de Ye Zhenzhen con Taixi. Sin embargo, ¿quién podría soportar el disgusto de recibir algo que había expulsado?
Sin embargo, la Anciana Señora Lin no era una persona común.
Debía atrapar a Ye Zhenzhen primero. No podía permitir que Lin Wanli interfiriera en lo de Taixi.
—Llama a Weiyin y a Zhenzhen. Pídeles que vengan y que las cuiden bien —instruyó la Vieja Señora a Linda débilmente—. Además, organiza que un cirujano venga y revise la herida de Weiyin.
—Sí, Presidenta —respondió Linda—. Luego, como si hubiera pensado en algo, le dijo a la Vieja Señora:
— Varios directores llamaron para confirmar su seguridad.