Jorge no podía creer lo que escuchaba cuando recibió la noticia de que Lotus había abandonado el estado. Su mente todavía estaba en estado de shock. La ira lo llenaba, era su culpa. Toda su culpa. Era como si su mundo entero se hubiera volteado de cabeza, y todos los planes para llegar a Lotus se rompieran en pequeños pedazos. ¿Cómo podía ella simplemente abandonar todo por lo que había trabajado de esa manera?
Su mente giraba con pensamientos de venganza. No podía permitir que Lotus se saliera con la suya con el esfuerzo que había hecho; necesitaba ganarse el corazón de Lotus y la única manera era enfrentando a su rival. No, necesitaba establecer una empresa, una rival de la de Pedro, y probarle a todos que no se debía jugar con él y quizás, Lotus encontraría el camino de regreso hacia él.