```
Punto de vista de Lotus
Una semana después,
Me disgustaba admitir que mi relación con Pedro no había mejorado, ni siquiera lo más mínimo. De hecho, todo empeoró cuando él seguía actuando frío y distante. Mis hijos no paraban de preguntarme por Papá y por qué ya no hablábamos, y la única explicación que podía darles era enviarlos de regreso a Australia con su Nana.
Suspiré, bajando a preparar mi café de la mañana.
Era una rutina que había seguido todas las mañanas durante las últimas semanas, desde que Pedro había cambiado su actitud hacia mí. Pero hoy era diferente. El sonido de un coche entrando al porche agudizó mi oído y me alertó de que él había vuelto.
Mientras me encontraba junto a la estufa, volteando panqueques, el sonido de los apresurados pasos de Pedro se hacía más fuerte. Antes de que pudiera siquiera darme la vuelta para reconocer su presencia, irrumpió en la cocina, la ira irradiando desde cada poro de su ser.