La primera aparición de la bruja fue un señuelo. Su cuerpo inconsciente en el suelo se desvaneció en el aire. Como la lana de una oveja llevada por el viento. Todos quedaron atónitos ante esta ambigüedad. Los rincones de la habitación estaban llenos de polvo con telarañas masivas y pinturas oscuras extensas que parecían cuervos contorsionados en una rama.
Faye retrocedió y miró a Xander. Le debía ayuda por un acto de traición. No iba a estar mucho tiempo más en esta cabaña abandonada. La brisa sopló la puerta abierta.
Ella miró su escapatoria.
—Lo siento —dijo Faye.
Xander era menos beligerante y solo le importaba Catherine en este momento.
Ella se transformó lentamente. Su ropa se rasgó en jirones. Sus extremidades se abultaron con intensidad peluda y constitución. Sus ojos eran verdes como la aurora. Gruñó mientras le brotaban las garras.