Alyssa estaba sentada en el sofá, sintiéndose emocionalmente agotada por su conversación con Liam de más temprano ese día. Aún estaba repasando los detalles de su discusión cuando escuchó golpes en su puerta principal. Gimió por dentro, imaginándose que era Tiffany.
Y efectivamente, cuando abrió la puerta, allí estaba ella, todo fuego y azufre. —¿Cómo pudiste ocultarme esto? —gritó, empujando a Alyssa para entrar en su apartamento.
Alyssa no pudo evitar sentirse un poco molesta por el dramatismo de su amiga, pero también entendía de dónde venía. —Lo siento, Tiff —dijo, cerrando la puerta detrás de ella—. Simplemente no sabía cómo decírtelo.
—¡Bueno, podrías haber empezado por decirme que tienes un hijo! —exclamó Tiffany, alzando las manos en exasperación.